Claves para la comunicación con un enfermo con demencia

La comunicación entre las personas es esencial, y más cuando hablamos de comunicarse con una persona que sufre una demencia. Estas personas pueden sufrir problemas a la hora de expresarse y comprender, haciendo difícil entenderlas y que nos entiendan. Sin embargo, debemos recordar que esforzarnos por activar esta comunicación es otra forma de expresarle a la otra persona como es importante para nosotros.

Hay dos tipos de comunicación: la verbal y la no verbal. La primera es la que mantenemos a través de las palabras, mientras que la segunda hace referencia a aquellas emociones, actitudes o gestos que dan una información muy relevante para el receptor. La comunicación no verbal engloba el 80% de lo que expresamos.

 

¿Qué es el lenguaje no verbal?

La mirada: Mirar a la persona que nos habla es una manera de mostrar interés en que nos dice, reforzando la interacción entre los dos.

La expresión facial: Nuestra expresión denota el estado de ánimo. Por lo tanto, mantener una sonrisa transmite una actitud positiva, que refuerza el mensaje y el ambiente.

Los gestos del cuerpo: La postura, cómo movemos las manos y los brazos, e incluso cómo se sentamos dan una información importante al receptor sobre nuestra atención o el estado de ánimo. Podemos expresar atención, concentración o bien cansancio, ansiedad o excitación.

El contacto físico: es una herramienta muy poderosa. Coger la mano o hacer una caricia pueden servir para que la otra persona recuerde quién es y, sobre todo, cómo es de importante para nosotros. Con el tacto se motiva, es una sensación para sentirse vivo.

 

¿Cómo mejoramos la comunicación no verbal?

Cuando tenemos que hablar con una persona que sufre demencia, es muy importante asegurarse de que está prestando atención.

Será idóneo que nos pongamos delante, miremos a los ojos y lo llamemos por su nombre.

También es importante usar una sonrisa en todo momento, mantener una postura y una actitud relajadas o hablar con un tono de voz suave.

Un tono elevado transmite sensaciones negativas, y este acostumbra a ser el tono que usamos cuando no nos entienden, creando frustración.

 

¿Qué dificultades encontramos en la comunicación verbal?

A veces algunas personas tienen dificultades para encontrar la palabra que buscan (anomia), así que la cambian (parafasia) o la describen (uso de circunloquios). También podemos encontrar males que usan palabras inventadas o expresiones vacías de sentido (aquello, pues eso…).

Otras dificultades son no poder seguir el hilo de la conversación, construir frases poco coherentes o tener tendencia al mutismo (hablar muy poco) o a la verborrea (hablar excesivamente).

En fases avanzadas, podemos encontrar mutismos, sonidos o gemidos en lugar de palabras. Conocer e identificar estas dificultades será de gran ayuda para comprender la enfermedad y facilitar la aceptación.

 

¿Cómo mejorar esta comunicación?

Una forma de ayudar a la eficiencia comunicativa es verbalizando el nombre de la persona antes de empezar a hablarle. Una vez iniciada la conversación, debemos intentar hablar poco a poco, claramente y utilizando palabras sencillas. Es importante también no utilizar pronombres y, sobre todo, evitar hablar como si no estuviera.

En el caso de dar instrucciones, es recomendable que sean de una en una, marcando claramente los pasos a seguir. Si es necesario, repetiremos lo que tenemos que decir todas las veces que haga falta, sin perder la calma.

Debemos evitar hacer preguntas abiertas: ¿es mejor preguntar cosas en las que la respuesta sea de escoger una opción (si/no, quieres un yogur o una manzana?).

Tenemos que respetar turnos de palabra y esperar lo que haga falta para que la otra persona responda.

Por último, y no menos importante, es esencial no fingir que hemos entendido lo que nos han dicho, ya que podemos provocar frustración.

La comunicación, como hemos dicho, es esencial entre personas. Buscar temas que motiven y agraden será importante para hacerlas sentir estimadas. Y eso es lo que realmente importa.

 

Conclusiones finales:

Evitar ruidos innecesarios y distractores.

Acercarnos, ponernos a su nivel.

Colocarnos delante y mirar a los ojos.

Habla poco a poco, vocalizando y dar tiempo.

Hacer que la comunicación verbal y no verbal coincidan.

No llamar, no castigar y no infantilizar.

Acompañar el mensaje verbal con comunicación no verbal.

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