Con motivo del Día Internacional de la Enfermería, la directora de enfermería de Sant Andreu, Cristina Bergillos, junto con las también profesionales de la enfermería Teresa Segarra, Montserrat Vila, Raquel Coma, Carme Valiente, publicaron un artículo de opinión en el diario Regió7 el pasado 12 de mayo.
A continuación, lo reproducimos:
En el año 2020 ha sido designado por la OMS (Organización Mundial de la Salud), junto con el CIE (Consejo Internacional de Enfermería) y otras organizaciones, como el Año Internacional del Personal de Enfermería y de las Comadronas, en reconocimiento a nuestra función esencial dentro de los sistemas de salud con el fin de conseguir una cobertura sanitaria universal y con el objetivo de dar a conocer el trabajo que hacemos. Nunca habríamos pensado que esta celebración coincidiría con una crisis sanitaria como la que estamos viviendo a causa de la Covid-19, y que esta pandemia se convertiría, a pesar de todo, en una plataforma para hacernos más visibles y mostrar al mundo quiénes somos las enfermeras y qué hacemos.
Las enfermeras, fundamentalmente, cuidamos y acompañamos durante todas las etapas de la vida, estamos desde el nacimiento hasta el momento de la muerte. Este acompañamiento está siendo patente estos días en los centros asistenciales, cuando, en ausencia de la familia, quien ha dado la mano y ha estado acompañando los últimos momentos de vida de muchas personas han sido las enfermeras. Pero las enfermeras también cuidamos cuando las terapias que aplicamos lo permiten, educamos para prevenir y mejorar el estado de salud de las comunidades, lideramos equipos, gestionamos, hacemos investigación y, por ello, defendemos poder disponer de los recursos apropiados y suficientes en un sistema de salud que sea accesible y seguro para toda la ciudadanía.
Nuestra responsabilidad y situación privilegiada dentro de las organizaciones de salud, como colectivo mayoritario y el que pasa más tiempo con las personas, nos da una visión holística e integral de las necesidades de salud que tienen los ciudadanos y nos hace imprescindibles a la hora de decidir las políticas más adecuadas que hay que dar a la sociedad.
Coincide esta celebración con el bicentenario del nacimiento de Florence Nightingale, enfermera inglesa a quien se reconoce el establecimiento de las bases de lo que hoy es nuestra profesión. A pesar de los años que han pasado, gran parte de sus enseñanzas siguen siendo válidas en la actualidad; las medidas de higiene general y el lavado de manos que implementó en los hospitales ingleses durante la guerra de Crimea ayudaron a que la mortalidad de los soldados de ese momento pasara del 40 % al 2 % aproximadamente. En momentos como los que vivimos en la actualidad, estas medidas siguen siendo clave. Muchos autores también la reconocen como la primera líder en plantear políticas y soluciones para la mejora de la salud de las comunidades desde la óptica de la enfermería.
Celebrar el año 2020 como el año de las enfermeras y comadronas a nivel mundial, bajo el paraguas de la Organización Mundial de la Salud y en reconocimiento al trabajo realizado por Florence Nightingale, nos permite también poner sobre la mesa los retos y las reivindicaciones que como colectivo tenemos. Según el director general del CIE, hay que aprovechar este reconocimiento que recibimos por parte de la sociedad, y que ahora durante la pandemia por la Covid-19 se ha visto potenciado, para trabajar y conseguir nuestros objetivos:
1. A nivel mundial se necesitan más de 9 millones de enfermeras y comadronas. Hay que pensar en formar más y sobre todo hay que mantener las que ya lo son, lo que sólo será posible si se mejoran las condiciones laborales, los sueldos, el respeto y el valor social que tenemos, así como las recompensas durante toda la carrera profesional.
2. Es necesario que las enfermeras ocupen puestos de liderazgo y puedan desarrollar todas sus competencias y su potencial para abordar los nuevos modelos de atención a la salud. Se deben potenciar y poner en marcha legislaciones que permitan el desarrollo de roles avanzados de enfermería y que contemplen que las enfermeras estemos presentes en los procesos de diseño y de implementación de nuevas políticas.
3. Finalmente, es necesario también que trabajemos para poner fin a los mitos y la imagen de la profesión. Si queremos afrontar la desigualdad en el mundo, es necesario que abordemos los temas de género y desigualdad en nuestra profesión.
Florence Nightingale fue el punto de partida de la enfermería profesional, durante estos 200 años las enfermeras hemos hecho mucho, pero podemos hacer mucho más. A nivel mundial somos un colectivo de más de 20 millones de profesionales, tenemos la potencialidad y las capacidades necesarias para ayudar a las perso-nas de nuestro entorno a mejorar su salud, y para impulsar los cambios sociales necesarios que garanticen una sociedad más justa e igualitaria.