El dia a dia6 de mayo de 2021

Talleres de musicoterapia en la Residencia Sant Andreu

La Residencia Sant Andreu está volviendo a realizar los talleres de musicoterapia con el objetivo de convertir la música en un espacio de encuentro, socialización y satisfacción personal. Una actividad que realizaremos cada viernes.

Un proyecto, a cargo de la pedagoga y musicoterapeuta Mercè Redorta Domènech, que busca hacer de la música una manera de mejorar la calidad de vida de las personas mayores, contribuyendo al mantenimiento y la mejora de las habilidades físico-motrices, cognitivas, sociales y emocionales.

Los talleres son semanales, durarán 45 minutos y a nivel grupo se desarrollarán diferentes técnicas de musicoterapia, como canto, audición musical, juegos musicales, improvisación, composición, interpretación musical, percusión corporal y danza. Los participantes tienen un seguimiento semanal con un registro de sus respuestas para determinar el progreso con relación a los objetivos propuestos.

El aspecto lúdico y terapéutico de la musicoterapia aporta una mejora a nivel personal y favorece la socialización y la comunicación de las personas. Por lo tanto, la musicoterapia tanto tiene una aplicación para aquellas personas mayores que sufren una demencia o algún otro tipo de deterioro físico o mental, como también contribuyen al envejecimiento activo de las personas.

La música es un activador de las funciones cerebrales relacionadas con el ritmo, elemento musical muy relacionado con las funciones motrices y inherente a esta. La música estimula y facilita el movimiento.

También es una herramienta muy potente para la estimulación de las funciones cognitivas como la memoria, la atención, el lenguaje, y la orientación. Además, ayuda a tener un sentimiento de éxito y afecta positivamente en la disminución de emociones negativas.

La música también favorece la interacción, socialización y comunicación, así como la aparición de más muestras de conductas sociales: sonrisas, contacto ocular, contacto físico y expresividad.

Además, permite abordar varios objetivos específicos, que varían según las necesidades personales de cada participante o grupo: retrasar el deterioro; recuperar los funciones perdidas o mantenerlas; conservar la autonomía en los actividades de la vida diaria; trabajar la atención y la memoria; interaccionar verbal y no verbalmente con los otros; y reducción de la apatía, la ansiedad y la agitación.