Los talleres de reminiscencia son espacios de comunicación entre las personas atendidas y los profesionales, donde compartir recuerdos y experiencias pasadas basadas en estímulos externos, que pueden ser visuales, auditivos, sensoriales, gustativos y táctiles.
Los profesionales, en este caso, una psicóloga y una educadora social, acompañan y guían a las personas atendidas para que éstas puedan abrirse y compartir sus experiencias mediante recuerdos y emociones.
Los objetivos
Los talleres de reminiscencia tienen como objetivo mejorar la esfera afectiva mediante el trabajo de las emociones y los recuerdos. Además, ayudan a trabajar las funciones cognitivas, sobre todo la memoria autobiográfica.
También promueven la interrelación, estimulando la conversación entre los miembros del grupo de trabajo. Incrementan la autoestima, satisfacción por la vida y el bienestar emocional. Y contribuyen a respetar y valorar a la persona, como ser único e individual, poniendo en valor su historia de vida en el momento vital actual.
La preparación
La planificación y la preparación previa del taller es básica, ya que se debe buscar la documentación sobre la temática del taller de reminiscencia que se realice. Se buscan material como fotografías, objetos o músicas que se emplearán durante el taller.
Una vez que se tienen todos los materiales preparados, se acompaña y se guía a las personas para que puedan aflorar los recuerdos y las emociones. Y para finalizar, los participantes hacen una pequeña valoración sobre la actividad.
A quién van dirigidos
Los talleres de reminiscencia van dirigidos a todas las personas atendidas que deseen participar, adaptando el taller al grado de deterioro cognitivo que presenten. Por ejemplo, en unidades de convivencia con deterioro cognitivo más avanzado se trabaja mayoritariamente con estímulos sensoriales, mientras que en unidades donde el deterioro es más leve se fomenta la conversación y los recuerdos a través de los estímulos.
Ejemplo: la primavera
El primer taller de reminiscencia que se está trabajando en la Residencia y Centro de Día San Andrés es
«La primavera»
: comenzó en el mes de marzo y se acaba en mayo. Los objetivos específicos de este taller son la orientación temporo-espacial, promover la experimentación a través de los 5 sentidos, crear vínculos entre las personas atendidas a través de la comunicación y aumentar la autoestima.
Para llevarlo a cabo se han usado plantas aromáticas (espino, menta, romero, tomillo, perejil, orégano, salvia, laurel), flores (grosella, ginesta, caléndula, flor de almendro), imágenes de insectos (abeja, mosca, mosquito, mariposa, mariquita), hortalizas y verduras (guisantes, habas, zanahoria, alcachofas, patatas, lechuga, espinacas, espárragos), fruta (fresas) y canciones típicas de la primavera (La ginesta, La primavera trompetera, etc.).